Trucos para evitar que se pegue la sartén
Trucos para evitar que se pegue la sartén
Las sartenes modernas domésticas
representan todo un logro tecnológico por la calidad de sus recubrimientos que
realmente evitan que se peguen los alimentos. En una sartén nueva de este tipo
puedes cocinar un huevo sin aceite y hacerlo sin que se pegue. ¿No es
increíble? Lo malo es que estos recubrimientos tienen una vida limitada y
acaban gastándose o desapareciendo por zonas de la sartén. Y el material que
falta a alguna parte habrá ido siendo probable que los hayamos ingerido. ¿Quién
sabe si comer teflón es sano? Y además la mayoría de estas sartenes son de
aluminio, que es un excelente conductor del calor pero que es demasiado ligero
y conserva poco el calor.
¿Cómo Evitar que se pegue la
comida en la sartén?
Por lo tanto, por economía, por preocupación por la salud y preferencia,procura tener sartenes sin recubrimientos especiales. La mayoría de acero inoxidable y alguna de hierro fundido. Debes elijirlas bastante pesadas y gruesas para que conserven mejor el calor y no caiga la temperatura bruscamente cuando pones encima ese chuletón que quieres freír.
Así van a durar toda la vida al
no tener apenas desgaste y no tienen posibilidad de estropearse dado que no
llevan ningún tipo de recubrimiento. Pero claro, ¿cómo hacer para que no se peguen los alimentos a la sartén? Pues es sencillo.
Pero entendamos primero por qué
se pega una sartén. Aunque a simple vista parezca que la superficie es
perfectamente lisa, un análisis con una buena lupa o microscopio nos mostraría
que en realidad existen en la superficie del metal infinidad de microsurcos y
micro cavidades. Son lo bastante grandes como para que se introduzca dentro de
ellas la albúmina de ese huevo que queremos freír o parte de la proteína del
filete de pollo. Con el calor, la substancia se solidifica y se queda pegada a
la sartén creando un enganche perfecto que en muchos casos no se despega ni
raspando. Por ello, la única forma de evitar que una sartén se pegue es
reduciendo el tamaño y cantidad de esos microsurcos y buscando la manera de
“rellenar” los que queden. Veamos cómo se hace.
Sartenes y woks de acero
inoxidable: Las sartenes de acero inoxidable se pueden tratar simplemente
calentando un poco de aceite hasta que llegue a ahumar (ventilad bien la
cocina). Este procedimiento suele llamarse “curado”. Para curar bien la sartén,
asegúrate de que el aceite caliente toca bien toda la superficie de trabajo de
esta. Basta con un minuto y puedes apagar el fuego. El aceite quemado debe ser
retirado. Cuando la sartén se haya enfriado, pasa un papel de cocina para
quitar a fondo los restos de aceite. Si partes de la sartén adquieren un cierto
color dorado, no pasa nada. Puedes si quieres lavar la sartén con un poco de
agua, pero no la frotes a fondo con un estropajo porque arruinarás todo el
trabajo que acabamos de hacer consistente básicamente en rellenar los micro
huecos de la superficie con una capa de aceite endurecido. Por lo tanto, pásale
un pale de cocina o dale un lavado ligero, sécala, ponle aceite nuevo y a
cocinar. Verás como no se pega.
También es recomendable para las
sartenes y woks de acero que tiene mucho uso, lijarlas cada varios meses con
lana de acero o lija para metal muy fina (con grano de 2000 o superior). Lo
mejor es papel de lija para metal pensado para ser usado en mojado. Pídelo en
tu ferretería. Y una hoja de esta lija te va a durar años dado que sólo vas a
usar un trozo muy pequeño cada vez que te lijes una sartén.
Una vez lijada, se lava, se seca
y se cura como hemos explicado. Y tendrás una sartén como nueva. Muchos
restaurantes que le dan mucho castigo a sus sartenes usan esta técnica. Como ya
habrás entendido, el lijado muy fino no hace sino reducir el tamaño y la
cantidad de los molestos microsurcos. Y no temas por tu sartén. La cantidad de
material que vas a eliminar es mínima.
Las sartenes de hierro fundido se
curan mejor en el horno. Se sigue el mismo procedimiento, recubriendo la superficie
y laterales de trabajo de la sartén con aceite y la meteremos en un horno a 200
grados durante 30 a 45 minutos. Pasado este tiempo y enfriada la sartén la
lavaremos con agua. Las sartenes de hierro son como puedes ver más complicadas,
pero si están bien curadas se limpian fácilmente sólo con agua y si tienes la
disciplina de ponerle un poco de aceite antes de guardarla, volverá a estar en
plena forma cuando la vayas a volver a necesitar.
Acabemos por dar otro consejo que ayuda a que los alimentos no se peguen: aprender a estarte quieto o quieta mientras fríes. Parece que muchos cocineros no se sienten útiles si no están moviendo constantemente los alimentos mientras estos se fríen. Si está haciendo un salteado en wok, es normal y esperable el mover los alimentos dado que si no se pueden quemar rápido o quedar la cosa muy desigual.
Pero si está friendo un
filete, calienta bien el aceite y cuando vaya a empezar a ahumar, pon el filete
y no lo muevas hasta que no creas que esté hecho de ese lado. Al no moverlo
conseguirás un tostado de la carne más completo y reduces radicalmente la
posibilidad de que se introduzca comida en los microsurcos. Lo mismo si haces
una tortilla, incluso unos huevos revueltos… deja que cuaje el huevo y reduce
al mínimo necesario el movimiento.


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