GALLETAS DE CHÍA, PLÁTANO, COCO Y LIMÓN

 

GALLETAS DE  CHÍA, PLÁTANO, COCO Y LIMÓN





INGREDIENTES:


  • 300 g de copos de avena*               
  • 50 g de coco rallado 
  • 50 g de harina integral de trigo*
  • 4 cucharadas de chía
  • 1 cucharadita de esencia de vainilla*
  • 1 cucharadita de bicarbonato
  • 2 plátanos muy maduros
  • 140 ml de leche de vaca*
  • Ralladura de 2 limones
  • 50 g de dátiles remojados*


PREPARACIÓN:

        

         Precalentamos el horno a 170º.

        Mezclamos en un bol todos los ingredientes sólidos, y aparte en otro bol batimos los plátanos junto con la leche, la vainilla y los dátiles.




        Juntamos todo  y mezclamos hasta obtener una masa homogénea. Dejamos reposar 10 minutos.



        Pasado el tiempo, rectificamos con harina si la masa está demasiado líquida o con leche si la masa está demasiado espesa.

        Damos forma a nuestras galletas y horneamos según tamaño. Serán unos 12 minutos si son pequeñas, y unos 20 minutos si son grandes. Estarán listas cuando los bordes empiecen a dorarse.




CONSEJOS:

         * Podemos hacer estas galletas con los copos de avena enteros o pasar la mezcla por la batidora. Es cuestión de gustos.

        * La harina integral de trigo se puede sustituir por espelta o avena. Así, las hacemos más saludables.

        * La leche de vaca en postres es más sano si la sustituimos por una bebida de soja o de avena sin azúcar.

        * Se puede usar 1 cucharadita de esencia de vainilla o 1/4 de cucharada de vainilla en polvo.

        *El nivel de dulzor es muy personal, así que te animo a probar la mezcla antes de hornear para ver si le faltan dátiles, que son el sustituto del azúcar. 

        Puedes darle un extra de sabor con una cucharada de aceite de coco.


LA  CHÍA:

        A diferencia de las galletas ultra procesadas ricas en azúcares, harinas y aceites vegetales refinados, estas galletas aportan cereales integrales y grasas saludables como el omega-3 procedente de las semillas de chía.

        Esta semilla proviene de Centroamérica, concretamente de Nicaragua, Guatemala y algunas regiones de México. En estos lugares, se utilizaba como fuente para realizar aceites, tamales y como ofrenda a los dioses en distintos rituales. Hoy en día se sigue usando como base para combinados energizantes, como complemento dietético y alimento por sí mismo.

        Aportan una gran cantidad de ácidos grasos Omega 3 y oligoelementos como el manganeso, el magnesio, el cobre y el zinc, estupendo para las articulaciones y los huesos, resultando una gran fuente de calcio de fácil asimilación para nuestro organismo, 

        El potasio, las proteínas, el hierro y los antioxidantes también son otras propiedades que nos ofrece este producto. Por ello se recomienda para personas vegetarianas, veganas y deportistas que buscan un suplemento para incluir en su dieta.

         Además no contiene gluten y es una potente fuente de fibra, hecho que facilita las cosas a los intolerantes a esta sustancia y a aquellas personas con estreñimiento.
Al llevar una gran cantidad de fibras muy asimilables, si se ingiere una gran cantidad de estas semilla es muy posible que comporten problemas intestinales, como inflamación y distensión abdominal, y cierta dificultad para asimilar correctamente sustancias como el hierro o el propio calcio que ella incorpora. 

         Aunque sean unas buenas compañeras en dietas de adelgazamiento, no conviene ingerir demasiadas pues unos 100g de chía equivalen a casi 500 kcal. En este caso, menos consumo significa más beneficios: una sola cucharadita al día es más que suficiente para absorber todas sus propiedades.

        Para poder digerir de forma correcta, fácil y agradable todas las propiedades de la chía, ésta debe molerse con la ayuda de un molinillo de café o de un simple mortero. Si utilizas la primera opción, no le des mucha potencia y tampoco la manipules de forma demasiado prolongada. Con unos breves golpes, será más que suficiente. 
        Una vez la tengas molida, puedes añadirla a tus zumos, a tus batidos y a las preparaciones líquidas calientes o frías que vayas a tomar. No te preocupes porque seguirá adquiriendo una textura gelatinosa con la que podrás espesar tu preparado.

        También puedes consumirla entera, sin molerla ni manipularla. Para ello, en cambio, tendrás que ponerla en remojo durante más tiempo y masticarla bien. 
        El tiempo estimado de maceración suele estar entre 1 y 2 horas, aunque puede variar considerablemente si el líquido está caliente. De esta manera, podrás tenerla menos de 15 minutos en remojo. La única precaución que debes tener en cuanto a la temperatura es la siguiente: la chía no debe hervir en el líquido, tanto si la has molido como si no. Recuerda que si esta semilla acoge temperaturas muy elevadas, perderá sus propiedades de forma inmediata. Por ello debes almacenarla en el frigorífico, sobre todo en verano.

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